Puede que ya no nos quede ni París.
Te invito a entrar en mi vida todas las veces que tú quieras. Puedes entrar y pasar como si nada, o puedes pasar y dejarlo todo patas arriba (para no variar). Y es que ya sabes que me siento irreversiblemente enamorada de la vida. Y, ¿por qué no? De ti puede que tambien.
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