13.8.12

A veces las palabras no tienen por qué ser protagonistas. Una vez leí en un gran libro que existía un edificio en el cual una persona podría entrar en una de sus salas y una vez dentro  podría gritar todo lo que quisiera de tal manera que el estrés, mal humor, nervios, miedo, rabia, desilusión, pesadez... se esfumara y diera paso a la sensación de tranquilidad, libertad e incluso felicidad.
Ojalá esa habitación estuviera cerca, creo que sería una buena manera de sentirme completamente bien. Muchas veces, con palabras no sabemos expresar al cien por ciento lo que sentimos y gritando de esa forma solucionaríamos muchos de nuestros más pequeños problemas.

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